La joven, que fue anotada como Adriana Cosantino, se acercó al Área de presentación espontánea de la sede de Abuelas para consultar por su identidad porque alguien de su entorno familiar le había dicho que no era hija biológica de la pareja que la crió. “Me enteré que no era hija biológica de mis padres un sábado y el lunes siguiente ya estaba acá para preguntar si era hija de desaparecidos, más que nada por mi fecha de nacimiento”, contó la nieta, que no podía contener la felicidad.
Contó que le dieron turno para hacer los análisis en la Conadi y que cuatro meses más tarde la llamaron para decirle que no había habido compatibilidad con el registro. “Seguí mi vida pensando otra historia, que me habían abandonado, por ejemplo, pero no podía tener certeza, tenía que aprender a vivir con eso. Dónde iba a buscar cuarenta años más tarde”, se dijo después del llamado.
Ayer, sin embargo, la nieta recibió el llamado. “Me dijeron que había información que me tenían que dar personalmente y ahí sospeché, me puse muy ansiosa y una compañera de trabajo me acompañó”, siguió contando cómo fue que recibió la noticia.
“Estoy feliz, estoy plena”, celebró la nieta al compartir la noticia. “Se me completó la vida. La sensación de pasar de pensar que fui abandonada, no deseada, a sentir que fui una persona muy querida, muy deseada, muy buscada, que tengo una familia hermosa y que tengo una abuela, ¡no lo puedo creer!”, siguió su relato la nieta, que todavía “no caía” y estaba en shock.
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