Un recorrido inolvidable, con cuatro paradas perfectas

A pocos kilómetros de cabo San Pablo se ubica un lugar poco visitado pero muy conocido. Se llega cabalgando o en vehículo, y se llama Estancia Rolito. La historia de este lugar data de 1927, cuando Sebastián Luna se instaló en unos lotes pertenecientes a la estancia San Pablo. Dos años después se mudó con su familia para seguir la ruta del oro blanco y llamó Rolito a la estancia, en honor a su su hijo. Annie, una mujer encantadora que vive desde su nacimiento en ese campo único, es la tercera generación ocupando esas hectáreas.

En Rolito no hay wifi, las tierras son interminables y la casona familiar se encuentra habitada solo por Annie y su esposo José, quien es el médico de la zona (además de un profesional renombrado que trabaja gratis en todo el territorio argentino).

Annie Luna vive en Río Grande con su esposo, y son padres de dos hijos que también viven en el sur.

“Mi infancia fue una delicia, rodeada de corderitos, perros, caballos, gallinas, además de producción casera de quesos, manteca, panes y dulces. Nos encontrábamos con amigos en verano porque muchos estudiaban en Buenos Aires. No me moveré de este lugar, porque no olvido que aquí vino mi abuelo cuando no había nada”, relata emocionada esta mujer que no dice su edad por pura paquetería.

Fuente:Criticasur

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