Coronavirus: recorrida por uno de los laboratorios

Se trata de los profesionales del Laboratorio de diagnóstico de Covid-19 que funciona en el Hospital Rossi de la ciudad de La Plata y que al inicio de la pandemia debió cambiar la forma de trabajo de todo su personal: 54 protocolos fueron puestos en marcha para cada sector y se implementaron talleres de salud mental para contenerlos donde aprendieron que compartían el mismo miedo hacia un virus invisible, contagioso y hasta el momento sin cura.

«El personal de la salud está bajo mucha presión, se trabaja en turnos de 6 horas; 6 horas también los que hacen los hisopados; los enfermeros trabajan una semana y la semana siguiente descansan, se puso en marcha una dinámica diferente para evitar el agotamiento», explicó la directora del Hospital Rossi Cecilia Jaschek.

«Todos tuvimos que capacitarnos en tiempo récord para saber cómo cambiarse y descambiarse, ya que ese es el momento en que uno está más expuesto a contagiarse; y fueron muy importantes los talleres a cargo del área de Salud Mental», detalló.
En esos encuentros «se reunía a 7 u 8 trabajadores de distintos sectores porque el objetivo era escuchar la vivencia de cada uno y ver que el miedo era igual en el camillero, en el enfermero, el administrativo; era poder ponerse en el lugar del otro y no victimizarse», indicó.

La directora del Hospital Rossi recordó que «otro cambio abrupto se dio en las rutinas de compartir el refrigerio y charlar juntos en la guardia. Todo eso desapareció y hoy un enfermero llega al office donde están sus compañeros de toda la vida y ya no puede compartir ni siquiera un mate».

En parte, el contagio en el personal de salud es producto del estrés por el cuidado que hay que tener para el cambiado, el descambiado, el permanente lavado de manos, el alcohol en gel; se da una saturación y en un momento de relax se puede producir el contagio», remarcó Etchegoyen.

La  profesional reflexionó que la Covid-19 «es un virus que no conocemos, tiene menos de un año y por la globalización está distribuido en todo el mundo pero no se sabe de la inmunidad o si puede haber rebrote».

«Hasta que no esté la vacuna en forma masiva, vamos a tener que convivir con este virus que nos llevó a cambios de hábitos que se mantendrán: el barbijo vino para quedarse hasta que llegue una solución», remarcó la jefa del laboratorio.

E insistió que «el barbijo y lavarse las manos son indispensables hasta la vacuna; la única manera de contener este virus en estos momentos es mantener el cuidado personal y la responsabilidad del ´me cuido yo y cuido al otro´».

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