Aunque el presidente señaló que “la economía no debe detenerse ni hundirse”, los comercios deberán cerrar, así como los bares y restaurantes y los establecimientos que reciben público (menos farmacias y alimentación).Las reuniones privadas y las manifestaciones públicas quedan excluidas y no habrá tampoco desplazamientos entre las regiones.
Ninguna de las disposiciones anteriores frenó el avance de una pandemia que los responsables sanitarios ya calificaron hace unos días como «fuera de control». Peor aún, el número dos del Ministerio de Salud, Jérôme Salomon, predijo que «la segunda ola podría ser peor que la primera». Si bien la segunda ola estaba en la agenda de lo muy posible, la rapidez con que se extendió y su volumen sorprendió a todos los epidemiólogos.
«Habíamos previsto que la epidemia se reactivaría fuertemente, pero su extensión, su importancia, su amplitud y su velocidad son bastantes inesperadas”, expresaron epidemiólogos.
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