La calidad de vida guarda relación directa con la calidad del sueño. El buen vivir va de la mano del buen dormir. Estar descansados, despejados tanto para el trabajo como para el ocio, para las obligaciones como para el goce, forma parte del programa para hacer frente al estrés y al ritmo frenético (y tal vez desquiciado) de la sociedad contemporanea.
“Desde el Laboratorio de Sueño y Memoria recomendamos mantener una buena higiene de sueño, lo que nos va a ser de mucha utilidad para poder mejorar nuestro descanso”, apunta Forcato. “Lo principal -destaca- es establecer una rutina diaria, sobre todo ahora con la vuelta a la presencialidad, ya que ciertas cuestiones de nuestra rutina y mantenimiento de horarios se tornan más sencillos”.
Si el fin progresivo de la pesadilla que significa la pandemia en términos emocionales promueve un horizonte de esperanza este se verá frustrado sino exploramos nuevos hábitos, otros ritmos, mayores pausas. Construir, después de todo, caminos que nos permitan superar lo que hoy nos agobia pero que indefectiblemente conduzcan a otro lado. Para que los sueños, estos y los otros, sean, de una vez por todas, gratificantes.
Leave a Reply